Quizás al principio suene un poco raro porque estamos acostumbrados a que el dinero se use para comprar otras cosas y a lo mejor las únicas tiendas de dinero que nos imaginamos son las casas de cambio, donde compramos dinero de otros países.
Pero si nos fijamos bien, las instituciones financieras vienen a ser empresas en las que si no se compra y se vende, por lo menos el dinero se alquila, que es exactamente lo que pasa cuando solicitamos un crédito o hacemos un contrato de inversión.
De hecho, la función de las instituciones financieras es mediar entre quienes tienen dinero disponible y quienes lo necesitan, es decir, entre la oferta y la demanda, dos factores básicos cuyas variaciones nos explican en parte por qué las tasas -el costo del dinero- suben o bajan.
La otra parte, o sea, por qué varía la oferta y demanda de dinero, requiere una explicación compleja en la que no nos vamos a meter y de la cual sólo diremos que se relaciona con el desempeño general de la economía; de una economía que, además, forma parte del mercado global. Por ello, a los economistas no sólo les interesa saber cómo se "mueven" las tasas en nuestro país, sino también en los países con los que tenemos fuertes relaciones comerciales.
Desde este punto de vista, y para los efectos de nuestras finanzas personales conviene tener en cuenta que así como las tasas de interés nos dicen el porcentaje en que sube o baja el costo del dinero, existe una medida que nos informa, también como porcentaje, del aumento o la disminución de los precios de todos los demás productos, que es lo que conocemos como el índice de inflación.
La importancia de esto consiste en que si usted es de los afortunados que han podido ahorrar un poco de dinero y está pensando en invertirlo, al comparar la tasa de interés que le ofrecen con el índice de inflación podrá saber si esa inversión le alcanza o no para compensar la inflación.
Fuente: Condusef