El autismo es un trastorno neurobiológico del desarrollo del cerebro que dificulta la manera en la que la persona percibe y socializa con los otros, causando problemas en la comunicación, lenguaje, interacción social e integración sensorial.
Según la Organización Mundial de la Salud (2019), uno de cada 160 niños tiene un Trastorno del Espectro Autista (TEA), el cual se presenta durante la infancia y persiste hasta la adolescencia y la edad adulta.
Los principales síntomas que se encuentran en una persona autista durante los primeros años de su vida son:
No necesariamente se presentan todos los síntomas anteriores, ya que cada niño con autismo es diferente, sin embargo, es importante destacar como un signo temprano la ausencia de contacto visual por más de 3 segundos y la ausencia de sonrisas a los 3 meses de edad.
Un mito sobre el autismo es su relación con alguna vacuna específica, como las vacunas del sarampión, rubeola y paperas, así como relacionar el autismo con los alimentos.
No existen pruebas de laboratorio o de rayos x que puedan diagnosticar a una persona con autismo, por lo que se hace por medio de evaluaciones de las pruebas del desarrollo.
El trastorno del autismo no tiene cura y se padece toda la vida, sin embargo, las intervenciones psicosociales como la terapia conductual y los programas de capacitación para los padres y/o cuidadores, pueden reducir en gran medida las dificultades de comunicación y comportamiento social, y logran tener un impacto positivo en la calidad de vida de la persona.
Existen diversas instituciones dedicadas a trabajar con las personas con autismo. Algunas de ellas son:
Conociendo sobre el autismo.